mi vida ha sufrido un par de cambios desde la última entrada que publiqué, y esos cambios son maravillosos. Mi chica me hizo el hombre más feliz del mundo cuando empezó a salir conmigo (ha llovido desde entonces, pero sin ella este rincón no habría existido, al menos no así). Pues bien, cuando yo ya creía saber lo que significaba ser feliz me demostró lo contrario al contestar que si a mi petición de que se casase conmigo. Por si eso fuese poca felicidad, hace menos de un mes supimos que estamos embarazados (te quiero mucho Campanilla, sin ti no sería yo).
Ninguna de esas dos cosas han sucedido aun (el 2015 promete ser un año inolvidable), pero como veréis mi atención ha tenido cosas con las que entretenerse (y aun las tiene, y las tendrá). También comencé un curso que me tiene secuestradas unas cuantas horas al día. Sé que esto solo son excusas, casi puedo escuchar a Ana (gracias andereño por esos caminitos) diciéndome que no existe el “no tengo tiempo” ni el “no puedo”, pero que haya dejado de publicar aquí no quiere decir que haya dejado de escribir, simplemente se han quedado en alguna red social, o en algún que otro trozo de papel, o en la aplicación de notas de mi móvil…
Entiendo que más de uno os podáis estar preguntando a que viene pues toda esta sarta de explicaciones, yo ni hubiera pasado del primer párrafo (gracias por hacerlo). Lo cierto es que hoy me he llevado una enorme sorpresa al comprobar el contador de visitas del blog. La verdad es que no sé ni porque lo puse, este blog nació como una experiencia interna más que como algo enfocado al público, pero ahora puedo decir que me alegro de haberlo hecho. Como digo no es algo que mire habitualmente (que me leyera una única persona ya lo consideraría un logro), pero el numero que he visto hoy me ha dejado blanco. 3867, ese era (no lo he vuelto a mirar, me da cosa) el numero. 3687 personas que han llegado a este pequeño rinconcito montado con cuatro simples palos e iluminado por un par de velas apenas. Eso era impensable para mí al comienzo de esta andadura. MUCHAS GRACIAS A TODOS Y CADA UNO DE VOSOTROS. Siento que os merecéis un poco más de atención por mi parte, por no decir un mucho.
Y es por eso que me explico, porque la descripción que encontrareis bajo el titulo del blog ha cambiado ligeramente. El Rincón del Siroco nació como algo mío pero vosotros lo habéis hecho nuestro. Así pues permitidme que me presente de nuevo.
Me llamo Josu y tengo 30 años. No recuerdo cuando me picó el bichito de la escritura, o si fue antes o después de que me picara el de la lectura. Empecé a escribir por desahogo (algo que sigo haciendo aun a día de hoy) y por tener en un mismo lugar todas esas cositas que salían de mi cabecita loca. Durante este tiempo he aprendido a escribir porque me gusta, porque algo llama mi atención, porque alguien me pide que le escriba algo… por afición más que por necesidad (aunque ambos términos siguen resultándome a veces inseparables). He ganado mundos, sentimientos, momentos, puntos de vista… he amueblado mejor el estudio en el que escribe mi escritor. Cuento con otro blog, que estrené hace no mucho, ya que me di cuenta de que merecía la pena tener separadas las reflexiones y la poesía (o las simples rimas) de los relatos (tanto cortos, como largos o eróticos). A parte de la escritura, me encanta leer y escuchar música y soy un entusiasta de la fotografía (chino amateur que me llaman algunos), por lo que las fotos que veáis por aquí, al menos la mayor parte de ellas, son mías.
Poco más puedo deciros que no sepáis ya, o que no podáis averiguar si dedicáis un poco de tiempo a leerme. Así pues me despido, dejándoos las puertas abiertas (como siempre han estado) para que podáis entrar y salir de este, nuestro rincón, cundo y cuanto queráis.
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