16 ene 2012

Cassandra

Tú que caminas por la vida tejiendo sueños y desgranas las arenas del tiempo para analizar los recuerdos; 
Tú que te cuelas en mis días y  llenas de frases ricas en alegrías cada uno de sus momentos.


Tu que eres tú y por eso te quiero.
Tu que eres tú y por eso te llevo dentro.
Tu que eres tú y por eso nunca serás tan solo un recuerdo.

Tantas cosas dichas, tantas escritas que continuar esto me parece un reto, encontrar las palabras que describan todo lo que siente un alma cautiva es algo incierto. 
Llevo tiempo rebuscando en mi cabeza en busca de una musa que se preste a cederme su ingenio, que me preste una brisa de su inspiración y convertir en realidad esto.
Soñadora compulsiva que viaja ligera de equipaje, tan solo una maleta, una sonrisa eterna y un camino por delante. Siempre rebuscando entre deseos para encontrar ese sentimiento que haga grandes a aquellos que su andar comparten, que su corazón tocan o que son apoyo constante.
¿Por qué una sonrisa tuya ilumina cualquiera de mis días? ¿Por qué tus palabras pesan más que las otras?
¿Por qué el sonido de tu voz amansa las fieras que pugnan por hacerse con mi interior? Ni yo mismo encuentro explicación certera a esta certeza, al menos ninguna que abarquen simples palabras. La palabra amistad se pierde de la mano de la palabra cariño en el cajón de los sinsentidos cuando quiero expresar los míos.

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