El 15M que llevo dentro
Tal vez (es asombroso la cantidad de veces que podemos utilizar estas dos palabras) nunca hayamos hecho una profunda reflexión sobre lo que empuja nuestros corazones a acudir a una asamblea, participar en acciones o simplemente a difundir o hacernos eco de una convocatoria de ese gran sentimiento que es el 15M. Tal vez (ahí están de nuevo) eso solo suceda en mi caso. ¿Por qué no lo había hecho antes? Quién sabe, pereza, falta de tiempo, o de ganas. Lo cierto es que esta manera de pensar que es el 15M reabre puertas a sentimientos que desgraciadamente estaban relegados a un segundo plano en una sociedad marcada por el materialismo y el deseo de más. Todos tenemos claro que las cosas están mal, vivimos en una democracia herida de muerte por los cuchillos del poder, atados de pies y manos con cadenas que nos ataban por separado. Y lo grande que reside en nuestros corazones nos llevó a juntarnos, a abandonar esos cientos de miles de pequeños aspectos que nos separaban para gritar que tus problemas son los míos y los de aquel que antes ni mirabas pero aun así hoy está dispuesto a luchar a tu lado. Está más que claro, somos uno frente a aquellos que se empeñan en separarnos porque no somos animales solitarios. Buscamos durante toda nuestra vida vivir en sociedad, rodearnos de esos momentos en grupo que siempre nos han hecho más fuertes, porque uno solo nunca ha representado fortaleza y tenemos una cosa clara: mi fuerza es la de mi compañero.
Algo así (tal vez otras palabras hubieran sido más correctas o adecuadas, pero son las elegidas por mi) despertó en mi el 15M. Una admiración hacia el sentido común. Días después me acerqué a la plaza de mi ciudad para comprobar, y asombrarme, que distinta gente superaba diferencias para luchar por lo mismo. Tardé un par de días más en atreverme a hablar con una de las acampadas (nunca me ha sobrado valor), pero tras una breve charla el afán por compartir me hacia esperar impaciente el momento de poder ayudar a esa gente que seguramente se habría cruzado en mi camino más de una vez y sin embargo nunca los había "visto" de verdad. El funcionamiento era increíblemente sencillo, una idea y como mano de obra dos manos, y otras dos, y dos mas...y es que las discusiones solo deberían ser concebidas desde la constructividad, no desde el afán de resaltar. Nunca he estado tan rodeado de buena gente, cosa muy importante. Y con eso de buena gente no me refiero a esa con la que te vas de cafés o de fiesta. No, me refiero a gente de verdad, esas personas que se esposan a tu corazón sin condición. Y ese es mi aire, esa era la gasolina de un autobús que viaja vacío. Pero que un buen día se lleno de voces tan maravillosas que por mucho que juren que las trompetas del cielo suenan a gloria yo me quedo con el sonido de las voces de esa gente.
El camino es largo, muchos los obstáculos. Pero todo es posible si no es uno solo el que camina.
es cierto que si nosotros no luchamos por lo que consideramos nuestros derechos y por la justicia.... nadie lo va hacer. Que sepan los peces gordos que estan arriba que no solo ellos pueden hacer y deshacer a su antojo.
ResponderEliminarpor ello desde aqui quiero felicitar a toda aquella gente que lucha y lo seguirá haciendo.
cristina cenalmor gonzalez