Hoy divago sobre un papel en blanco dejando volar libre mi alma lejos de una cárcel de miradas atrapadas en un desahucio de un barco abandonado.
Hoy me arrastro por ese mar en el que las palabras se aparean para dar a luz frases que tal vez de sentido carezcan para aquel que no las sienta.
Nacemos a oscuras y esa oscuridad nos acompaña el resto de nuestra vida, escondiéndose en recovecos siniestros, disimulándose en paisajes inciertos entre edificios de cemento que atosigan la realidad. De repente alguien embiste el silencio que acompaña las sombras y destroza los cimientos que tanto nos ha costado levantar, se tambalean los comienzos antes incluso de saber si habrá final. Se desatan miles de luciérnagas que revolotean a nuestro alrededor, fieles defensores de la luz de un corazón, valientes guerreros que no prestan atención a la desazón y bailan aquí y allá, danzan agujereando la oscuridad hasta que el cielo comienza a aparecer detrás.
Ilusión es la primera en alegrarse, ella siempre acompañada de Esperanza se derrama al trasluz, inquietas y palpitantes corren, Ilusión es consciente de que apremia el tiempo cuando quien te persigue es Temor. Un segundo más adelante no pierden el tiempo en la esquina del reloj, llegan tarde. Es una carrera constante en la que de nada vale esperar a Razón, andará borracha en la barra de un bar con su amiga Compasión llenando un nuevo vaso, vaciando la botella de una realidad cuyo primer trago ya fue amargo.
Pero nacemos a oscuras...la oscuridad es algo innato en nuestros pasos. Mientras la luz juega a calentar la tierra que pisamos la oscuridad nos pone en nuestro lugar, nos recuerda, una y otra vez, que somos humanos. Que vivimos de prestado. Que vengo a este mundo solo, que solitarios serán mis pasos....que todo lo demás son añadidos que solo aguantan el camino por simples retrasos.
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