Hoy que mi reloj no marca las penas es hora de escribir esta canción,
hoy que tus caricias me calman y vuelve a brillar el sol,
hoy que el tiempo se para me siento en una ventana sin mirar el retrovisor.
Porque en un mundo de locos ser cuerdo es un antojo,
un mero recuerdo de atardeceres rojos
mientras me mezco en el beso sordo de tu foto.
Reclamo el deseo de tenerte a mi lado,
el placer de una mirada recorriendo un tramo calculado de vía hacia ningún lado.
Hoy que la pena mi alegría no amarga
voy a escribir esta carta dedicada,
hoy que tú sentir los miedos aparta
a esta canción le salen alas.
Un cigarrillo se consume en un rincón olvidado
mientras el humo llena el pasado de colibrís
que me empujan hacia ti.
Me pierdo en cada giro de tu cuerpo
y me encuentro de nuevo bebiendo en tu mirada,
tejes mis sueños y desarmas palabras
convirtiendo en mantequilla una armadura que con tus risas traspasas.
Me lleno de ti
para poder echarte de menos cuando te vas,
pero el saber que volverás
convierte la amarga pena en un dulce caramelo.
Hoy que parece que nada cambia
abro los ojos en un mundo nuevo,
hoy que navego en aguas bravas
me sereno para decirte que te quiero.
Las palabras son el espejo del alma.
ResponderEliminarLas palabras son como el interior de cada persona.....
Asi que no es de extrañar que lo que escribes es bellisimo, sensacional...
Cristina Cenalmor Glez